Fernanda Melchor: Escribir de Veracruz para que duela

«Yo no puedo publicar algo si no lo escucho antes. Le echo la culpa a Federico García Lorca».

Y a Veracruz, donde el «sabor del lenguaje» y su juguetería son esenciales: la cachondería, la provocación, la sonoridad, el giro antisolemne todo lo permean, no obstante la brutalidad de uno de los estados más violentos del país.

Habla Fernanda Melchor, la cronista y novelista que en sus libros busca empatar la riqueza del estilo, el amor al lenguaje, con la denuncia de la violencia de su tierra natal.

En la Feria Internacional del Palacio de Minería, la autora de Temporada de huracanes aprovecha el domingo para anunciar una reedición entre el nerviosismo hormiga de la organización y un ventilador gigante que alivie a los asistentes del auditorio Bernardo Quintana.

Fernanda Melchor
La escritora veracruzana en la presentación de su libro en Minería. Twitter: megustaleermx

Se trata del libro de crónicas Aquí no es Miami, puente estético y periodístico entre el avistamiento ovni y la preponderancia de Los Zetas en el puerto más importante del país, entre la violencia infanticida y el extravío navegante entre patético y pintoresco, junto a otras historias.

Originalmente publicado en Almadía, el libro resurge este 2018 ahora en Random House, el emporio editorial que aglutina firmas como Grijalbo, Plaza & Janés, Alfaguara, Lumen y Taurus.

«Para esta nueva edición quise incluir una nueva versión, más completa y menos sesgada, de la trágica historia de Evangelina Tejera», explica la autora en las primeras páginas.

«Y un relato inédito, ‘La vida no vale nada’, que pertenece a la misma época en que fueron escritas las crónicas de la primera edición: la calamitosa convergencia de los gobiernos de Fidel Herrera Beltrán como gobernador de Veracruz y de Felipe Calderón Hinojosa como presidente de la República».

Desdén y aplauso por el periodismo como literatura

Formada en la Universidad Veracruzana, Melchor aprendió en el aula el elogio unánime a tres maestros de la crónica periodística: Norman Mailer, Truman Capote, Ryszard Kapuscinski.

Fernanda Melchor fffmelchor
En compañía de Eduardo Antonio Parra. Foto de Fernanda Melchor, tomada de Twitter.

Sin embargo, lo que de palabra era incentivado, al mismo tiempo se inhibía entre los alumnos:

No escriban crónica, sean objetivos, duros, comprobables. No se enamoren de la metáfora, de la aproximación a la realidad mediante la poesía.

«Se alaba la crónica, pero al mismo tiempo no se fomenta», dice quien también describe los tropiezos en los intentos de sus compañeros: «esto no es una crónica, es una nota adjetivada», sin una franca manifestación de amor por el lenguaje.

Pese a las desmotivaciones, desde un Veracruz marcado por desapariciones, fosas clandestinas, represión contra sectores sociales vulnerables, como los pensionados y los estudiantes, Melchor decidió contar.

La intimidad de la Historia

Aquí no es Miami, explica Fernanda, trata de empatar el relato íntimo de la infancia y las brutalidades de la realidad histórica, de pronto atravesada de escuadrones de la muerte, desvíos multimillonarios y cuerpos abandonados entre lodazales.

Aunque quisiera presumirse como una protectora de historias, Fernanda de inmediato matiza: Las historias en Veracruz no se pierden, la gente las cuenta. Hay una avidez por relatarse.

Y una vez que la comunidad supo que Fernanda escribía, le llegaron los testimonios espontáneos, las confesiones, los relatos.

«De repente me llegaban ya historias, tú te dabas cuenta que la gente tenía necesidad de hablar».

Aclara que, en el panorama de las contradicciones, donde conviven el juego y el cadáver, la psicología verdaderamente penetrante necesita ser conciliadora y asumir la totalidad del mal.

«Me gustan los temas pasionales, por eso me gusta mucho la nota roja: porque me interesa todo lo que pone en juego las emociones en su totalidad».

Aquí no es Miami
Presume la autora la nueva edición de su libro de crónicas y relatos periodísticos. Twitter: fffmelchor.

No sólo se trabaja con las luminosidades promovidas desde el mercado: el amor, la esperanza, el entusiasmo. También es indispensable reconocer la fealdad, comprenderla, situarse. Y enredarse con aquellas sensaciones «de las que no queremos hablar».

En ese escenario de indignación amortiguada y silencio dócil, el periodismo creativo supone el desgarre por inconformidad.

En Veracruz, dice Melchor, la violencia forma parte de la atmósfera, de un ecosistema donde lo mismo se asumen los huracanes y las inundaciones que los sicariatos y las desapariciones: los horrores convertidos en fenómenos naturales.

A la descomposición normalizada, dice, le corresponde la extrañeza del estilo, la fotografía de la carne podrida, la visibilización de lo que quisiera ser frivolizado bajo el peso de la costumbre.

«Escribir de esta manera es un poco hacer que duela», emplaza la cronista.

La audiencia medio la escucha y medio la apresura a firmar autógrafos en algún rincón extraviado del Palacio de Minería.

Esta nota fue originalmente publicada el 26 de febrero en República 32.

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